lunes, 20 de diciembre de 2010

10 reflexiones sobre los 25 años de Volver al futuro y el fin de algunas cosas




Durante casi dos años escribí cada día en Facebook una efeméride. El ejercicio consistió en buscar acontecimientos, hechos, aniversarios históricos y decir algo sobre ellos. Por ejemplo, yo encontraba: “Hace treinta años The Clash lanzó su disco London Calling” y yo hacía la cuenta, busca dónde estaba, quién era, cuándo lo escuché, con quién, la circulación que tuvieron esas canciones durante todo ese tiempo, en que se han transformado, quien soy hoy. Y escribía sobre todo eso, o sobre algo de eso. El pasado en el presente, el presente en el pasado. Lo mismo de lo que trata Volver al futuro.

En los últimos años volvieron todos los íconos de los 80, los colores, la textura de la ropa, la música, las películas, las bandas, las canciones, los actores. 25 años después del estreno de Volver al Futuro reestrenan la trilogía en los cines de Argentina y para presentarla rehicieron el tráiler. En él, Michael Fox vuelve a las Nike blancas y rojas, a patear las gomas del Delorean para ver si están bien de presión, a prender todas las luces del auto y al final mira a cámara y apenas logra disimular el temblor de su cuerpo. La imagen es un poco triste. Las cosas pueden volver, pero aunque se busca evitarlo el tiempo y el drama siempre muestra las marcas.

Revisando las efemérides encontré, qué, como de ningún otro tema hay dos que tratan sobre Volver al Futuro. Esta es la primera: “La madre se enamora del hijo y él tiene que evitarla, y no solo eso, sino también lograr que ella encuentre encantador al que será su padre, un hombre sin mucha gracia, coraje ni encanto. Casi todo Psicoanálisis I, materia clave del primer año de Psicología se puede entender mucho mejor viendo Volver al futuro, la película que se estrenó un 3 de Julio, hace 25 años. "I guess you guys aren't ready for that, yet. But your kids are gonna love it" dice McFly luego de su solo de guitarra en la fiesta final. ¿Uno siempre es un intruso en su pasado? ¿A qué época uno iría aún con el riesgo de enfrentarse a las caras de la propia historia?”

Esta es la segunda: “El 5 de Noviembre que solo existe en Back to the future Emmet "Doc" Brown se cayó en la bañadera y tras el golpe se le ocurrió la idea para el Flux Capacitator. El dispositivo consistía en tres luces que formaban una Y y que el científico describía sencillamente como ""what makes time travel possible". Hace unos días sacaron al DeLorean con el Flush capacitator incluido a remate, esperando ganar al menos U$S 100.000. No solo sacan a la venta un auto que es parte del imaginario de la fantasía de una generación sino que les piden a los que sostienen su credulidad que le pongan el precio, en una maniobra perversa por derribar para siempre sus últimas fantasías. Yo le creo a Doc, yo no le pongo precio a mis fantasías.”

Hace unos años fui al festival Sonar en Buenos Aires, un DJ hizo un show en el que mezclaba música con imágenes de una manera que nunca había visto. Lo que hacía era mezclar en vivo la música de la parte de Volver al futuro en que Mc Fly toca la guitarra en la fiesta de la prepa. Deformarla, enlentecerla, repetirla, plegarla, todo al mismo tiempo que la imagen pasaba, se detenía, volvía atrás, patinaba. El set tenía su punto más alto en el momento que Mc Fly terminaba el solo de guitarra y se hacía el famoso silencio de la escena de la película. En ese momento quedaba Marty mirando a sus espectadores del 55 y al mismo tiempo mirándonos a nosotros en los primeros años del siglo XXI. Unos y otros callados, sorprendidos, fascinados. Ambos climas los cortaba como un cuchillo la misma frase: “creo que no están todavía preparados para esto”. La potencia de la escena estaba intacta, aunque todo hubiera cambiado.

Volviendo a leer muchas de las efemérides, una atrás de la otra, descubrí una de las razones por las que lo hice. Y quizás parece la más obvia y tonta: para escribir algo todos los días. Desde que soy bastante chico escribir fue algo importante, recuerdo exactamente la primera vez que me felicitaron por un texto que leí sobre la tarima que había en mi clase. Debería estar en 6 grado y la muy literaria descripción, influenciada por muchas lecturas a libros de la colección Billiken, decía “erguido hasta el metro sesenta” para decir de otra manera que el protagonista de mi relato medía 1, 60. Para mí eso era la literatura, decir las cosas de otra manera. Como si un escritor debiera dar vuelta el lenguaje, o peinarlo de otra manera, o sorprender siempre. Aunque ya no crea en esto, las efemérides de alguna manera buscaban hacer esto, hacer un rulo en la historia, sacar de contexto, ponerlo en otro, contar un pedacito de la historia como una ficción, colarle imágenes, ideas, una reflexión. Escribir todos los días ficción, con las palabras de los hechos que encontraba en la crónica del mundo.

McFly viaja al pasado, lo perturba y debe buscar la trompada que reinicie la historia en el punto en que él la había distorsionado. La película trata sobre esta ilusión, la de que uno puede cambiar la historia, con solo viajar a ella o con armar una estrategia que incluya un reloj y un rayo, una guitarra, una táctica adecuada y una trompada a tiempo. Uno puede ganarse el derecho a no desaparecer de la historia en el futuro. La ilusión es que en el futuro todos somos posibles, cuando en realidad en el futuro todos seremos algo parecido a una ilusión del pasado.

Escribir las efemérides, y los poemas que fui posteando en mi blog me hizo escribir mucho, más que ningún otro año de mi vida he dejado una estela frondosa de palabras. Me reconcilié con la tarea y empecé a ver en el futuro más y más textos, más y más poemas, más y más palabras. En el pasado que rastreaba cada día para las efemérides encontré imágenes, ideas, sensaciones para los textos y esos textos me iluminaron algo del futuro. El pasado no se cambia, pero te puede dar indicios sobre como ensamblar el faro que indique cuál es la próxima costa donde desembarcar.

El vuelo, los viajes, el pasado, la memoria, las ilusiones, uno de los poemas que escribí este año dice algo sobre esto: La memoria, ante el vuelo, posada en la pista de donde todo sale / donde todo llega. Desnuda, lista para llenarse de plumas, desnuda, / lista para llenarse de frio. Cuando el tiempo la vista voy a estar lejos / hundido en la resaca del olvido y seré yo el esqueleto de metal, / y sentiré yo el frío, y seré yo al que oxide el aire del mar. / La memoria, ante el vuelo, y en el vuelo el yo, / que cree que vuela porque quiere, que cree que el que vuela soy yo.

Luego de dos años de volver cada día al pasado para escribir una efeméride, de armar un artefacto que hice funcionar a diario, las partes de esa máquina están sueltas sobre mi mesa de trabajo. La tarea sigue siendo la misma, buscar, con palabras, las cosas a decir sobre este viaje. Los nacimientos, las muertes, los estrenos, las películas o los paisajes son siempre razones, son siempre excusas. Nada hay que deba ser dicho, nada hay que no se pueda dejar de decir. Desde ese territorio, cada palabra puede ser una semilla, cada oración una imagen, cada poema un paisaje y cada texto otra manera de decir yo.

1 comentario:

  1. Creo que la movida del je ne regrette rien viene de haber visto tanto volver al futuro los domingos de cine shampoo. Eso de que si uno cambiara algo del pasado, tal vez dejaría de existir y desaparecería de todas las fotos del mundo.
    Yo me amparo bastante en esa, aunque debe valer la pena correr el riesgo. Dejar de existir pero que algo quede escrito para siempre.

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