sábado, 27 de noviembre de 2010

8 reflexiones sobre los superhéroes, la libertad y el destino en Megamente




(las palabras que siguen están llenas de spoilers)

1/ Las películas de animación de Pixar de la última década, de Toy Story para acá, están entre lo más interesante que ha producido el cine norteamericano de gran escala. De alguna manera tomaron todo el cine para abrirlo, pensarlo, discutirlo, desmantelarlo y, también, homenajearlo. Un gato que se come su cola de dragón. Los juguetes y la infancia en Toy Story, los miedos y los monstruos en Monsters Inc., las ciudades y la libertad en Bichos y el fin del mundo y el amor en Wall-E. Con Toy Story 3 parecen haber llegado a meter todo en una película. Como una enciclopedia propia, de sus fantasías, alegrías, miedos y dramas. Hay algo de final en la tercer parte de la historia de Woody y sus amigos. Megamente, producida por la gente de Shreck, va más al tono paródico, aunque logra despegarse del juego que hizo divertida, luego predecible y al final tonta a la serie del ogro y la eleva hacia un nivel superior, fallido en parte, pero contundente en muchos tramos. ¿De qué trata esta película? Para empezar a pensarla se puede resumir así: la lucha del bien y el mal, de cómo el mal le gana al bien, de cómo el mal luego necesita crear al bien para tener con quien volver a luchar, de cómo lo que crea le sale mal y se transforma en un mal peor que él, de cómo el mal entonces pasa a ser el bien y de cómo al final gana el mal, en el momento en que todos aceptan al mal porque es muy parecido al bien, o es “el mal menor”, le gana al nuevo mal, haciéndose pasar en parte por el viejo bien, aunque sin contar con la ayuda de este porque decidió dedicarse a tocar la guitarra encerrado en un sótano. Sí, como todas las de superhéroes es sobre el bien y el mal. Igual a todas las anteriores, diferente a todas las anteriores.

2/ Megamente tiene cinco minutos iniciales geniales, incluye una escena sobre los padres que lanzan a su hijo al espacio para que no caiga con ellos en un pozo negro. Luego de meterlo en la cápsula en que llegará a su nuevo planeta, los padres le dicen sus últimos deseos. El final de sus palabras no se escucha. Esto no solo es clave para la película sino que es parte de uno de los temas más interesantes que plantea: el del destino y la libertad. Al volver a casa vi el tráiler, y empieza mostrando esa misma escena aunque recorta la parte en que el niño dice que no escucha las últimas palabras de sus padres y se queda con lo que sí dicen: que a él le espera un destino grandioso. El tráiler muestra lo que la película tacha, el nudo en que se ata el origen de la discusión sobre si el niño que será Megamente hace lo que quiere, está destinado, se hace por la educación que recibe o es destinado por el deseo de los otros. Esto hace que la discusión interna que plantea la película sobre el destino y la libertad para los protagonistas, muy interesante y que recorre toda la historia, se complejice, haciendo parte del tema a la representación de esa discusión. ¿Qué se tacha cuando se resume? ¿Qué se tacha cuando se presenta?¿Qué se tacha cuando se vende? ¿Qué se tacha cuando se seduce?

3/ Metro Man pasa al anonimato para dedicarse a la música. Es muy malo con la guitarra, pero aunque se lo piden no quiere volver a su lugar de super héroe. No saber qué hacer es difícil, pero se puede empezar por saber qué es lo que no se quiere ser.

4/ Hay películas que son geniales, inolvidables, obras maestras. Y hay otras que con algunas grandes escenas les alcanza para mantenerse en la memoria. En esta hay varias y una que es genial, simple y conmovedora. Megamente tiene el poder, ya destruyó la ciudad y está encerrado en la sala oval del gobierno. Rodeado de todo el oro, las riquezas y la plata. Hasta tiene al lado del escritorio la copa del Mundial de Futbol. Tirado sobre su escritorio mira a un pájaro de madera que oscila, cuando agacha la cabeza hunde su nariz en el agua, se llena de ella y el peso que lleva esto a su cola lo tira para atrás. El movimiento vuelve a empezar y se repite antes los ojos tristes del villano. “El ave siempre bebe y siempre tiene sed”, dice. Bellísima imagen, una reflexión maravillosa del hombre que alcanza lo que siempre quiso sin saber para qué era que lo quería.

5/ Metromind crea un nuevo héroe, le da el ADN de Metro Man, le enseña a luchar, a defenderse, a volar. Lo nombre Titán. Hace de padre imitando a Marlon Brando, parodiando a la Superman de 1978. Titán se roba un poco de plata, se encierra en su cuarto y se pone a jugar a la Play. Los super héroes no existen más en este mundo, son hijos de un falso padre ya muerto, apenas niños hiperexcitados que parecen titanes.

6/ “Lo que importa es lo de adentro”, dice Megamind, transformado en el bibliotecario que seduce y se enamora de Roxanne. Dentro hay un villano que empieza a arriar las banderas de la maldad. Ella le confiesa que nunca pasó nada con Metro Man, contradiciendo la admiración que había mostrado en las escenas en que lo veía hablar y luchar frente a la gente de Metro City. Ella miente, ella dice la verdad. “Las minitas aman los payasos, y la pasta de campeón” cantaba el Indio Solari, las mujeres cuando se enamoran solo dicen cosas maravillosas, las que los hombres quieren escuchar.

7/ El afiche que se ríe de la campaña de Obama, la verdad sobre la reina de Inglaterra, los discursos frente al pueblo y el hombre medio, tres grandes chistes entre decenas de otros que hacen de la película una experiencia divertida. El humor y la política, en un planeta de fantasía, en el corazón del nuestro.

8/ Los Dingos son perros salvajes, famosos en Australia por su ferocidad, quizás de los pocos canes que mantienen un linaje libre, fuera de toda domesticación. Se han producido algunos ataques mortales a humanos. El reportero que sigue con su cámara a Roxanne le dice que “la miraba como un Dingo a un bebé humano”. No podía haber un chiste más terrible que este, por suerte sólo entendible para alguien mayor de edad, especialmente los que han deseado a alguien con la ferocidad, hambre y salvajismo de un perro salvaje. Listos para amar, listos para colgarse del cuello.

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